Quizás el error más grande ha sido ver al Internet como un conjunto de extremadamente caros y no necesariamente funcionales dominios corporativos donde además se busque concentrar la atención del "Internauta" con el fin de obtener su atención por medios publicistas o de mero entretenimiento buscando así incrementar los "hits" o "raitings" de audiencias a las páginas web.
El Internet no es, pues, un medio centrípeto y jerarquizado, sino un medio centrífugo, horizontal y ramificado capilarmente, según el principio de la ubicuidad de los flujos de información y de la equiprobabilidad de las conexiones, que ha transformado la ilusión audiovisual -del cine y la televisión- de viajar con la mirada en la realidad de viajar con el pensamiento. Y cuando se piensa que la ubicuidad, la instaneidad, y la inmediatez son tres atributos que han definido tradicionalmente a la divinidad se entenderá que, a ojos de algunos, Internet sea visto como un megamedio con atributos míticos y casi divinos, que ha hecho del ciberespacio un nuevo continente virtual en el que se concentra energía psíquica procedente de todos los países.
No hay comentarios:
Publicar un comentario